- Egresado de la Licenciatura en Biomedicina, investiga en Inglaterra el origen y la evolución del sistema nervioso
Ser un notable científico y traspasar las fronteras de México siempre estuvo en la mente y el corazón de Luis Alfonso Yáñez Guerra, egresado de la Licenciatura en Biomedicina de la Facultad de Medicina de la BUAP, visión que actualmente le ha llevado a convertir sus sueños en realidad como investigador postdoctoral asociado en el área de la evolución de proteínas, neurobiología, neuropéptidos y análisis filogenéticos, en los laboratorios de la Universidad de Exeter, en Devon, Inglaterra.
Su línea de investigación -el entendimiento del origen y evolución del sistema nervioso- es fruto de su trayectoria académica y de investigación iniciada en la licenciatura, y más tarde desarrollada durante la Maestría en Biotecnología en el CINVESTAV-Irapuato, y en el doctorado en Neurobiología Evolutiva en la Escuela de Biología y Ciencias Químicas de la Queen Mary University of London, Inglaterra.
«Una de las más grandes familias de moléculas de señalización en animales son los neuropéptidos, que tienen roles fundamentales en el control de la actividad neuronal. Análisis genómicos han revelado la presencia de estos en los placozoos, animales sin neuronas. Esto es un descubrimiento significativo, ya que demuestra que los neuropéptidos aparecieron antes que las neuronas, por lo que comprender el papel de la señalización de neuropéptidos en estos organismos podría informarnos sobre el origen de las neuronas», asegura el doctor Yáñez Guerra.
El comienzo del viaje
Nostálgico, desde su vivienda en Devon, una ciudad mayoritariamente universitaria ubicada al oeste de Inglaterra, el doctor Luis Alfonso Yáñez Guerra rememora su vida, pasando por los recuerdos de su hogar en la Unidad Habitacional La Ciénega y su educación en el Colegio de Bachilleres U15, localizado entre las colonias Amalucan y Bosques de San Sebastián, de la ciudad de Puebla.
«Entré a la BUAP a la carrera de Biomedicina en 2006. Quería estudiar Biotecnología o Bioquímica, pero cuando quise entrar a la universidad, mi mamá, que trabajaba como docente en la Facultad de Arquitectura, me mostró el programa de Biomedicina y vi que tenía un poco de Química y de Biología, que me gustaban desde la secundaria. Eso llamó mi atención», señala.
Luis Alfonso recuerda sus primeros pasos por las aulas de la Universidad, y a los amigos y profesores que dejaron huella y que le fueron señalando, tras no pocas dudas vocacionales, el camino de la ciencia y la tecnología por el que ahora transita exitosamente en el extranjero.
«Biomedicina es una carrera de excelencia, con docentes bastante exigentes en el sentido positivo. A mí me gustó muchísimo porque estaba enfocada a la investigación. Desde que decidí entrar, mi visión a futuro era ser científico, pero no sabía en qué, porque la investigación abarca tantas áreas que puede ser abrumadora la cantidad de opciones; pero en el cuarto año, cuando llevé la materia de Temas Selectos de la Biología, decidí dedicarme a la evolución», enfatiza.
Tras cursar su maestría en el Cinvestav Irapuato, a unas tres horas de Puebla, emprendió un camino más arriesgado: el vuelo -literal y metafórico- hacia Inglaterra, a la Escuela de Biología y Ciencias Químicas de la Queen Mary University of London, donde realizó su doctorado en Neurobiología Evolutiva.
Enfrentar los retos que toda persona asume para adaptarse culturalmente en una nación extranjera fue difícil al principio, pero el apoyo de su familia y el de su director de tesis, Maurice Richard Elphick, fue fundamental para continuar el camino que ya se había trazado Luis Alfonso.
«Una de las cosas que más extrañaba era la comida, porque la británica no es famosa por su excelencia; también la falta de luz solar durante el invierno fue algo difícil. El primer año fue adaptarse al cambio y lo demás fue sencillo, afortunadamente».
Lo innovador de su tesis de doctorado, Evolution and functional characterisation of neuropeptide signalling: new insights from echinoderms, le abre las puertas al doctor Yáñez Guerra hacia una oportunidad de trabajo en un laboratorio con el profesor Gaspar Jekely, para desarrollar su investigación a gran escala, por lo que se traslada a la Universidad de Exeter para comenzar a descifrar cómo se desarrollaron o surgieron los sistemas de señalización neuronales en los animales, utilizando a los animales prebilateriales, considerados los más ancestrales que existen con sistemas nerviosos muy rudimentarios o que incluso no tienen, como las esponjas, los placozoos, otros llamados ctenóforos, parecidos a las medusas, y a los cnidarios, que incluyen los corales y las medusas de mar.
«Si entendemos cómo se desarrollaron los sistemas de señalización de estos animales ancestrales, podremos descifrar cómo surgieron y evolucionaron las neuronas y el sistema nervioso. Además, esto ayudará a utilizar a algunos de estos organismos como modelos para el estudio de cualquier enfermedad relacionada con los sistemas de señalización neuronales, pues al tener un sistema nervioso menos intricado, los animales prebilateriales facilitarían el entendimiento de las redes de coordinación entre distintos neurotransmisores. Por ejemplo, muchas enfermedades están relacionadas con los problemas de regulación y coordinación entre neurotransmisores, como dopamina, serotonina o de algunos neuropéptidos. En organismos con un sistema nervioso menos complejo, será más fácil entender cómo sucede la coordinación y regulación entre esta mezcla de neurotransmisores tan compleja.»
El siguiente paso en su carrera, una vez concluido su postdoctorado en la Universidad de Exeter, será aplicar para una beca o el apoyo financiero para convertirse en investigador independiente y tener su propia línea de estudio, ya sea en el extranjero o en México, aunque esta segunda opción se ve limitada por la actual falta de presupuesto para desarrollar investigación nacional en temas no prioritarios. «La esperanza es esa, pero el tiempo lo dirá; por ahora esperaré un poco más».
El recuerdo de su alma mater
A casi 15 años de su ingreso a la BUAP, el doctor Yáñez Guerra es la prueba fehaciente que la voluntad y el compromiso por superarse día a día impulsa a los jóvenes a enfrentar los retos que podrían presentarse en su futuro como egresados, en México y cualquier otra parte del mundo.
«La educación que recibí en la BUAP fue muy buena y gracias a eso pude ser competitivo. A los que quieren ser científicos en el área biológica o bioquímica les diría que esta universidad tiene muy buenas opciones. Para los que ya están adentro, que aprovechen su oportunidad para terminar su formación académica. Yo dudaba de mí mismo, de poder ser capaz, pero me di cuenta de que mi formación en México no fue mala en absoluto; todo lo contrario, es de calidad, como la que recibí en la BUAP. Diría que estuve mejor formado que algunos de mis compañeros europeos del doctorado».
Al rememorar sus días en Puebla, cuando era un muy joven estudiante de licenciatura, Luis Alfonso Yáñez Guerra expresa agradecido su amor por la BUAP y por su país, por brindarle una educación gratuita y de gran calidad.
«Estoy muy agradecido con mi alma mater, la BUAP, y más porque en México haya educación gratuita, ya que comparas los precios que pagan en Europa por formaciones que a veces no son muy buenas. Tuve una formación excelente que nunca hubiera podido pagar a los precios de una universidad privada o extranjera».